La aparición de puntos rojos en la piel puede resultar inquietante, pero no hay motivo para alarmarse. Se trata de pequeñas dilataciones capilares debidas a fallos en el sistema vascular que se asocian al envejecimiento cutáneo. Un dermatólogo nos explica cómo podemos eliminarlas
Los denominados puntos rojos o puntos rubí aparecen con frecuencia a partir de los 40 o 45 años. “Es un detalle de envejecimiento cutáneo no relacionado con el sol y que tiene un componente familiar clarísimo”, señala el doctor Ramón Grimalt, dermatólogo y profesor de esta especialidad en la Universidad de Barcelona.
Se trata de pequeñas dilataciones capilares debidas a fallos en el sistema vascular. “Es algo parecido a lo que ocurre en las piernas con las varices. No obstante, mientras las varices transcurren en paralelo a la superficie de la piel, en este caso la trayectoria es perpendicular y aparecen pequeñas dilataciones redondeadas”, detalla el médico.
Científicamente, esta patología de puntitos se denomina angioma capilar adquirido y tiene un componente familiar muy importante. Así, si el padre o la madre presentan muchos puntos rojos, es muy posible que los hijos también los tengan cuando alcancen la cuarentena.
Los puntos rojos “pueden aparecer en casi cualquier parte del cuerpo pero normalmente se desarrollan en el tronco”, apuntan los especialistas de “Medlineplus”, un servicio de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Respecto a su tamaño, el doctor Grimalt precisa que suelen medir uno o dos milímetros aunque, en casos excepcionales, pueden ser mayores y alcanzar cinco, seis y hasta siete milímetros.
¿Por qué se producen?
La doctora Martí aclara que sus causas no terminan de estar claras del todo: “se habla de que el sol puede acelerar su aparición, mientras que otros dermatólogos apuestan por un componente familiar, de modo que si un padre o una madre lo padecen, los hijos tienen más riesgo de padecerlos”.
“Pero lo cierto”, apostilla la dermatóloga, “es que el factor más determinante es la edad, de modo que todos terminamos por tenerlas tarde o temprano”. “El componente genético o el abuso de los rayos ultravioleta del sol puede influir en la precocidad e intensidad de su aparición, pero al final todo el mundo acaba por tenerlos”, concluye y sentencia: “son una de las señales más claras del envejecimiento de la piel”.
¿Comportan riesgo?
Además, la doctora Martí añade que no hay un sexo preferente que se vea más afectado: “hombres y mujeres padecen los angiomas por igual”. Respecto al riesgo, aclara que no existe ningún riesgo ni revisten los puntos rubí gravedad alguna.
“Salvo en el caso de que aparezcan con una profusión muy exagerada, pues entonces pueden ser indicador de una enfermedad a nivel profundo”, dice haciendo referencia a problemas más allá de la dermis. Pero tranquiliza añadiendo que estas situaciones son “rarísimas”.
¿Se pueden eliminar?
A pesar de que no suponen ningún peligro, la médica explica que sí pueden tener implicaciones estéticas para algunas personas, especialmente si su aparición ha sido precoz, abundante o si trabajan en algún ámbito donde pese mucho la imagen corporal, a pesar de que no suelen aparecer más allá del tronco, a veces en las extremidades.
La Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) explica en su página web que las técnicas de láser son aptas para eliminar imperfecciones de la piel, desde arrugas a cicatrices u otras lesiones de la piel.
En este sentido, la técnica de láser de depilación Nd-YAG es útil para eliminar los angiomas capilares, si bien no garantiza que no aparezcan de nuevo en otras partes del cuerpo, ya que es un proceso natural de envejecimiento dérmico.
No obstante, donde se haya eliminado un angioma no volverá a aparecer otro, por lo que su eliminación puede ser indicada si han aparecido en lugares muy obvios e inconvenientes desde el punto de vista estético. Otras técnicas de eliminación son el bisturí eléctrico o electro fulgurador, que quema el angioma y cauteriza el capilar.